La UDA empieza la cuenta atrás para el partido de Miranda de Ebro
Los rojiblancos, que tuvieron ayer jornada de recuperación, diseñan una semana a puerta cerrada para pulir cada detalle, con las vueltas de Kaiky y Bruno Langa
El partido del próximo domingo en Miranda de Ebro se presenta como el enésimo desafío para la UD Almería. Tras tumbar al Racing de Santander con una actuación de autoridad, los rojiblancos saben que no pueden permitirse un tropiezo ante el Mirandés si quieren seguir dependiendo de sí mismos. Los rojiblancos necesitan cuatro puntos para sellar matemáticamente su billete al playoff y cualquier resbalón complicaría las cuentas.
El cuerpo técnico diseñó una semana de carga controlada. Lunes de sesión regenerativa y martes libre para recargar pilas. A partir del miércoles comienza la concentración total en el reto de Anduva. Así, de miércoles a sábado, los entrenamientos serán a puerta cerrada en el UDAlmería Stadium, con especial incidencia en la solidez defensiva y el balón parado, dos aspectos clave fuera de casa.
El sábado por la tarde, se realizará el desplazamiento a Miranda de Ebro vía Vitoria, evitando desgaste en la víspera.
Altas y bajas
Rubi recupera a Kaiky y Bruno Langa, piezas importantes que cumplían sanción; dos refuerzos que deben apuntalar la zaga y el carril izquierdo. Por el contrario, el técnico continuará dirigiendo desde la grada y no podrá contar con Nico Melamed, que aún debe purgar un partido más. La atención médica se centra en Lucas Robertone. El argentino fue baja de última hora ante el Racing, evoluciona favorablemente, pero su presencia quedará en el aire hasta la última sesión de entrenamiento.
Lo cierto es que a la UDA les espera un equipo que todavía con opciones de ascenso directo, lo que convierte la cita en un duelo de máxima presión. Ambiente encendido, rival necesitado y campo estrecho que exigirán la versión más sólida del Almería, que fuera de casa ha mostrado luces y sombras. Con la moral reforzada tras la última victoria y la consigna de 'pico y pala' repetida por Rubi, los rojiblancos viajan con la convicción de dar un paso decisivo hacia su objetivo. La ecuación es clara. Un triunfo mantendría intacto el control de su destino; cualquier otro resultado obligaría a mirar de reojo el marcador de terceros.
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