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Fue una de las imágenes del anterior pontificado. El 11 de abril de 2019 el Papa Francisco, ya entonces con sobrepeso y graves problemas de ... movilidad, se tiró al suelo para besarle los zapatos a Salva Kiir y Riek Machar, los líderes enfrentados de Sudán del Sur, a los que había recibido en el Vaticano, implorándoles así que acabaran con la guerra civil. Aquella impactante escena, que Jorge Mario Bergoglio completó luego viajando en 2023 al país africano, ya pacificado, podría ser el preludio soñado para la mesa de negociación que el nuevo Papa, León XIV, espera que el Vaticano acoja para que Rusia y Ucrania firmen un alto el fuego que abra el camino hacia el fin de la guerra. En una de sus primeras audiencias tras su elección, la que mantuvo el pasado 14 de mayo con los participantes en el Jubileo de las Iglesias Orientales, Robert Prevost se presentó como eventual mediador en el conflicto al asegurar que «empleará todos los esfuerzos» para que la paz «se difunda», por lo que ofreció el territorio vaticano «para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos, para que a los pueblos se les devuelva la esperanza y se les dé la dignidad que merecen, la dignidad de la paz».
Las eventuales negociaciones en el Vaticano entre Rusia y Ucrania, dos países donde la Iglesia ortodoxa es mayoritaria y los católicos son sólo una minoría, todavía no tienen fecha. Ni siquiera está claro que vayan a producirse, como reconoció Dmitri Peskov, el portavoz del Gobierno de Moscú, quien dijo esta semana que Rusia «aprecia» los esfuerzos del Papa aunque «todavía no se había tomado una decisión» sobre las posibles conversaciones con las autoridades ucranianas. Las palabras del portavoz del Kremlin llegan después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, señalara que sería «fantástico» que el Vaticano acogiera las negociaciones entre Moscú y Kiev, lo que tendría un «significado extra» que «ayudaría» a encontrar una solución al conflicto. Las presiones de Trump para que Rusia y Ucrania se sienten a hablar se producen tras la conversación telefónica que mantuvo con su homólogo ruso, Vladímir Putin. También habló con el presidente ucraniano, Volódimir Zelenski, con quien mantuvo un encuentro precisamente en la basílica de San Pedro del Vaticano el 26 de abril, cuando ambos coincidieron en el funeral de Francisco, que le llevó a moderar su posición tras la humillante cita de la Casa Blanca de finales del pasado mes de febrero con el líder de Kiev.
«En Rusia se aprecia a la Santa Sede por su testimonio a favor de los valores tradicionales de la religión y la familia», señala el sacerdote Stefano Caprio, profesor de historia y cultura rusa en el Pontificio Instituto Oriental de Roma. León XIV ya se ha encargado de dejar clara su opinión en uno de estos ámbitos al señalar el 16 de mayo en el discurso que dedicó a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede que la familia está fundada «sobre la unión estable entre el hombre y la mujer». Esa defensa de la idea tradicional de familia pone en sintonía al Vaticano con el Patriarcado ortodoxo de Moscú, de gran influencia en el régimen de Putin. Para ir preparando el terreno de cara a la posible negociación, León XIV ha enviado estos días al secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, 'número dos' de la jerarquía eclesiástica, a la sede de Naciones Unidas, donde mantuvo encuentros con diversos representantes internacionales ante quienes defendió la importancia de la diplomacia para «sembrar la paz». También ha reactivado el nuevo Papa la misión que su antecesor, Francisco, confió al cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, a quien nombró su enviado especial para visitar los países implicados en la guerra en Ucrania para tratar de facilitar el fin del conflicto. Cuenta igualmente León XIV en el difícil objetivo de sentar a negociar en el Vaticano a representantes de Kiev y Moscú con la ayuda de otro purpurado italiano, Claudio Gugerotti, prefecto del dicasterio para las Iglesias Orientales y gran conocedor de las relaciones entre Rusia y Ucrania.
La diplomacia vaticana y la italiana están trabajando de la mano en este ámbito, pues las posibles conversaciones en Roma también supondrían un indudable éxito para la primera ministra Giorgia Meloni. La jefa del Ejecutivo italiano telefoneó el pasado martes a León XIV, tras hablar el día anterior con Trump, para analizar la eventual cumbre sobre la guerra de Ucrania en el Vaticano y darle las gracias por sus «incesantes esfuerzos a favor de la paz». Meloni habló además de las posibles negociaciones con los líderes de Francia, Alemania, Reino Unido y Ucrania, así como con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. En un primer momento, fuentes de la diplomacia italiana señalaron que la mesa de negociación podría tener lugar a mediados de junio, aunque no está nada claro cuándo podría finalmente convocarse.
El de Ucrania no es el único conflicto en el que se ha pedido la mediación de León XIV. En la reunión que mantuvo el 19 de mayo con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, éste le invitó que el Vaticano acogiera las conversaciones que el Gobierno de Bogotá pretende reactivar con la guerrilla del ELN. No sería la primera vez que la Santa Sede se viera implicada en el conflicto en el país latinoamericano, ya que facilitó las negociaciones en 2015 entre las FARC y el Gobierno liderado entonces por Juan Manuel Santos. Lo hizo a través de la Comunidad de Sant'Egidio, un movimiento laico con un amplio historial de mediación y con el que está ligado el citado cardenal Zuppi. En los últimas décadas, también resultó crucial la intervención vaticana para propiciar el histórico acercamiento entre Cuba y Estados Unidos en 2015 gracias a Francisco, o la que ejerció Juan Pablo II para limar los roces entre Chile y Argentina en 1978 que a punto estuvieron de provocar un conflicto armado entre ambas naciones debido a la soberanía de las islas del Canal del Beagle. Se recuerda igualmente la labor desarrollada por Juan XXIII para evitar la escalada nuclear en 1962 entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la 'crisis de los misiles' de Cuba.
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