Evaluaciones
José María Pérez Zúñiga
Domingo, 15 de junio 2025, 12:50
Nuestra realidad política y social no puede ser más contradictoria, pues vivimos en un país que bate récords de llegada de turistas, donde se espera ... una ocupación hotelera del cien por cien y no se puede hacer una reserva en casi ningún restaurante, donde crece la economía y una parte de la población vive como si no existiera el mañana desconectada de la política. A pesar de esos silencios que se han convertido ya en un clamor popular para esa otra parte de la sociedad que vive con una sensación de caos político y desastre nacional.
En época de exámenes de fin de curso, habría que evaluar también a nuestros cargos públicos, más allá de las elecciones que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se niega a convocar. Porque las citas electorales parecen haberse convertido en una panacea para algunos políticos, que se sienten legitimados para hacer lo que les dé la gana en un plazo de cuatro años. ¿Quién se acuerda del programa electoral? Una vez perdido el respeto al Parlamento y a los procedimientos legislativos, de los decretos leyes pasamos a las líneas rojas o azules, a tratar de justificar con el conflicto la mala gestión política y administrativa.
Las andanzas de Leire Díez, Víctor de Aldama y el teatro mediático en el que se les da eco a estos personajes contamina la vida pública. Y ahora, Santos Cerdán. El también secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no ha dado ninguna explicación convincente, y debe asumir su responsabilidad por la actuación de los secretarios de organización de su partido. Los actos de contrición pueden estar bien para el confesionario, pero no les bastan a los ciudadanos, hartos de esta especie de la fauna ibérica que se alimenta en las cloacas del Estado, un cliché entre nuestra clase política, en el Gobierno y en la oposición. Pero si la legalidad se cuestiona, si se imputa al propio fiscal general del Estado y otro hecho tan grave se nos cuenta como una guerra judicial, ¿qué van a pensar los ciudadanos? Las noticias sobre las batallas campales que se producen en las calles de Estados Unidos nos pueden dar una idea de adónde nos conducen la demagogia y el nulo respeto por el Estado de derecho. Si nuestros políticos sólo aciertan a hablar de cloacas pero son incapaces de tomar decisiones para limpiarlas, no es extraño que los ciudadanos los imaginen como anguilas que viven en un lodazal. Me acuerdo de un viejo profesor que exclamaría: «Ustedes no llegan ni al cero absoluto».
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