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Jemi Sánchez, a la izquierda, atiende a Andrea, una prostituta colombiana transexual que trabaja en las calles de los polígonos de la periferia de Granada. Pepe Marín

Una noche con las mujeres de la calle de Granada

El Ayuntamiento renueva la unidad móvil de atención integral a mujeres en contextos de prostitución, que recorre la ciudad y los pisos para ofrecer soluciones

Lunes, 19 de mayo 2025, 00:21

El oficio más viejo del mundo lo es porque sigue existiendo. Todos los días en los pisos repartidos por todos los barrios de la ciudad, en el caso de Granada. Y también en las calles de los polígonos industriales de la periferia de la ciudad. Lo saben bien personas como Encarnación, Jemi, Daisy o Andrea. La primera, en su condición de concejala del Ayuntamiento de Granada. La segunda, como responsable de Sentido Inverso, la empresa que ha ganado el concurso municipal para coordinar la unidad móvil de atención integral a mujeres en contextos de prostitución.

Las dos últimas, Daisy y Andrea, en su condición de ser las últimas de una estirpe infinita, eterna, que subsiste como puede en las calles de cualquier ciudad, en este caso, de Granada. Ambas son prostitutas, transexuales y migrantes pendientes de tener su documentación en regla. Ambas llevan toda su vida, y ya bordean la cincuentena, dedicadas al viejo oficio. Y ambas, un vez más, quieren compartir su día a día en una noche con las mujeres de la calle de Granada.

A Andrea no le importa que se le reconozca. Lleva toda la vida en el oficio P. Marín

Cae la tarde y aparece la noche un martes cualquiera del mes de abril. Ya no hace tanto frío y una chaqueta bien llevada es suficiente para hacer la calle. Por las vías de los polígonos comerciales e industriales de la periferia de la ciudad aparecen pequeños puntitos negros en la oscuridad que se van colocando bajo las farolas o pasean avenida abajo avenida arriba en su paciente espera de clientes que pasan, han pasado y pasarán con sus vehículos.

En esta zona hay una gasolinera que proporciona cierta iluminación y con ella más seguridad para las desempeñantes del oficio. Además, están las cámaras de vigilancia de las empresas. «También patrullan la Policía Local y la Guardia Civil», alertan Andrea y Daisy. «Sobre todo cuando llega el fin de semana y aparecen los jóvenes que nos insultan desde los coches. 'Manolos' 'Manolos', nos dicen, pero ya nos da igual», reconocen.

La existencia de la prostitución en pisos y calles es una realidad. Por esta razón, el Ayuntamiento de Granada ha renovado su servicio de asistencia. Encarnación González Fernández, concejala de Educación, Empleo e Igualdad, explica su funcionamiento. «El 3 de febrero salió la concesión a Sentido Inverso. La parte buena es que son salidas diarias tanto de día como nocturnas. Con la Ordenanza de la Convivencia, que prohibía la prostitución en las calles, todo cambió y por eso ahora se va también por los pisos».

«Soy una activista colombiana, migrante, transexual y prostituta. A los hombres les encanta. El morbo es lo que tiene»

Andrea

Prostituta

El objetivo municipal está claro. «Queremos poner un servicio de ayuda a mujeres que pasan por circunstancias penosas y que además puedan acceder a los recursos sociales disponibles. Es fundamental, más en una ciudad grande. Y también combatir su discriminación, que tengan por lo menos la oportunidad de cambio más allá de la atención con recursos».

El servicio es amplio, explica la edil. «Desde el café caliente, hasta la formación en salud sexual y profiláctica. Y que se sepa que el Ayuntamiento de Granada está detrás de esa furgoneta que recorre las calles y donde se atiende a las personas que se prostituyen».

No se esquiva desde el Ayuntamiento de Granada la realidad. «Hay que ayudarlas, porque son drogodependientes. Queremos que sepan que hay un escudo protector con recursos sociales». Por ejemplo, se les informa en pisos y en la calle que hay un gabinete de asistencia a la mujer del Ayuntamiento de Granada, y que las trabajadoras sociales son unas profesionales que les atienden también en todos los temas jurídicos que necesiten».

Andrea y Daisy están de acuerdo y agradecen con sus palabras este servicio. «La labor que realiza este servicio del Ayuntamiento de Granada es muy buena para nosotras. Nos hace sentirnos mucho más seguras», explica Daisy, que con unas largas uñas rojas, kilométricas, también trabaja en un piso en el centro de la ciudad. Andrea prefiere la calle. Ha venido de su Colombia natal con su prima, que también hace la calle. «Soy una activista colombiana, migrante, transexual y prostituta. A los hombres les encanta. El morbo es lo que tiene», comparte con una gota de picardía.

«La labor que realiza este servicio del Ayuntamiento de Granada es muy bueno para nosotras. Nos hace sentirnos mucho más seguras»

Daisy

Prostituta

Más adelante, a unos doscientos metros, dos españolas hacen también la calle. Una madrileña y una asturiana, almas en pena enganchadas a las drogas. Hacia el otro lado de la avenida, unas muchachas con pantalones ajustados hacen lo propio. «Son las rumanas», explican.

Jemi Sánchez y su equipo de Sentido Inverso han aparcado en medio de esta avenida de la prostitución la furgoneta que presta los servicios del Ayuntamiento de Granada. «La ruta la empezamos por la mañana por los pisos. Consultamos los anuncios en las páginas web y les telefoneamos. Explicamos nuestras ayudas y, si quieren, nos personamos». Por la noche, toca la calle. «Dispensamos material preventivo y les hacemos seguimiento social y jurídico. Hay mucho trabajo». La noche que no cesa, tan antigua como el mundo desde que es mundo.

Un 2% son españolas, y son drogadictas

El profesor de la UGR Francisco Jiménez Bautista publicó hace cinco años una geografía de la prostitución en las calles de Granada que mantiene toda la actualidad. El perfil de la prostituta de la calle es distinto a la que ejerce en un club de alterne. La mayoría de las que están en la calle son rumanas, de países de Europa del Este, con gran auge de los travestis. En cambio, en los clubes dominan las latinas, pero también las hay rusas y ucranianas. No es una práctica que desempeñen las mujeres españolas. Según el investigador, solo un 2% o 3% de las prostitutas son españolas, casi todas vinculadas a la drogadicción. El 90% de las personas que ejercen la prostitución son mujeres extranjeras, un 3% nacionales, un 5% travestis y transexuales, y un 2% gigolós. En Granada los hombres que se prostituyen se colocan al fondo de la gasolinera de la carretera de Jaén, pero la mayoría son travestis.

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