La incorporación tardía de los jóvenes al mercado de trabajo retrasará seis años su jubilación
Deberán compensar sus carreras laborales más cortas con un retiro a los 71 años y recibirán pensiones menos generosas que sus padres pese a cotizar más
Los jóvenes de hoy tendrán mucho más complicado replicar la jubilación de sus padres. Tanto en lo que respecta a la edad de retiro como ... también en lo referente a la cuantía de las pensiones que recibirán. Así se desprende de un estudio publicado hoy por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que constata el temor que sobrevuela en los actuales debates sobre pensiones: que los jóvenes serán en el futuro los grandes paganos de un gasto en pensiones que no deja de crecer y que está provocando serias tensiones en las cuentas de la Seguridad Social, en números rojos desde hace ya casi dos décadas.
Los jóvenes cada vez se incorporan más tarde al mercado laboral, a consecuencia de unos estudios que se alargan con la realización de másteres y otros cursos de postgrado; de hecho, la tasa de empleo de las personas entre 16 y 29 años ha caído 15 puntos desde 2007. Este retardo les dificultará sumar carreras laborales suficientemente largas para lograr una pensión a la edad ordinaria de jubilación que les permita mantener su nivel de vida previo, tal y como ocurre en la actualidad, y, por tanto, se verán abocados a tener que jubilarse más tarde para seguir acumulando cotizaciones y elevar sus prestaciones, hasta seis años más tarde en el caso de aquellos que solo hayan podido cotizar 30 años, por lo que accederán al retiro ya con 71, según recoge el estudio.
Pero no solo eso. Además, con la última reforma de las pensiones, deberán realizar un mayor esfuerzo de aportaciones a la Seguridad Social que sus padres, debido a la aplicación del mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) y a la cuota de solidaridad que impacta en los salarios más altos; es decir, tendrán que cotizar más y su salario neto será menor. Sin embargo, estas cotizaciones adicionales no les supondrán una mayor jubilación puesto que no generan este derecho. Al contrario, recibirán una pensión menos generosa por tener carreras laborales más cortas y por otras medidas introducidas en la legislación, como el nuevo modelo de cálculo de la pensión (que en 2050 tendrá en cuenta los 27 mejores años de los últimos 29) y el aumento de la cotización necesaria para alcanzar el 100% a 37 años en 2027.
La tasa de reemplazo de sus pensiones puede caer hasta 20 puntos, advierte el estudio del IVIE y la Fundación BBVA
Así, la tasa de reemplazo (que mide la relación entre la primera pensión y el último salario) se reducirá dos puntos porcentuales respecto a la actual. Pero además esta tasa de reemplazo caería entre 10 y 20 puntos porcentuales adicionales si se implantaran en el futuro las reformas que se están aplicando en otros países de nuestro entorno y que han sido objeto de debate también en España, como elevar el cómputo de la base reguladora hasta los últimos 35 años, aumentar hasta 40 los años de cotización para alcanzar el 100% de la prestación o ligar la pensión inicial a la esperanza de vida a través de un factor de sostenibilidad, advierte la Fundación BBVA.
Por ejemplo, los jóvenes que solo hubieran podido sumar 30 años cotizados tendrían derecho a una pensión que sería de algo más de la mitad de su último salario; es decir, una tasa de reemplazo del 57,6%, frente al 77,1% de las personas que se están jubilando actualmente con ese mismo número de años cotizados. En el caso de los que sumaran 35 años cotizados, la tasa de reemplazo sería del 70,2% frente al 87,5% actual y, por último, para los que sí lograran cotizar 40 años la caída de la tasa sería de 10 puntos porcentuales (80,2% frente al 90,6% actual).
Mayor precariedad laboral y salarial
El informe señala por otro lado que, en general, los jóvenes están más expuestos a los cambios del ciclo económico y la calidad media de sus ocupaciones es peor. Así, uno de cada cuatro trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media del conjunto de la población, y la tasa de temporalidad de la juventud ocupada también duplica la media (34,4% frente 15,9%).
Una tercera dimensión de su mayor precariedad laboral se refleja en sus salarios, que son un 34% inferiores a la media y, al mismo tiempo, el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral está siendo más lento, pues mientras las cohortes anteriores alcanzaban una base de cotización similar a la media antes de los 27 años, actualmente, los adultos jóvenes a los 34 años todavía no la han alcanzado.
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