Edición

Borrar
Almudena Grandes en la imagen utilizda para el cartel del documental que llega este viernes a los cines. R.C.
Literatura-Cine

La irreductible alegría de Almudena Grandes

Azucena Rodríguez refleja en un documental la avasalladora y poliédrica personalidad de la escritora fallecida hace cuatro años

Jueves, 15 de mayo 2025, 17:02

«'¡Dejadme en paz'!», repetía con su voz de lija Almudena Grandes (1960-2021). Era la frase favorita de la irreductible escritora, un torbellino vital que generaba tanta simpatía y como rechazo. Casi cuatro años después de su muerte la cineasta Azucena Rodríguez (Madrid, 1955) traza un íntimo retrato documental de su amiga en 'Almudena'. Mezcla la voz de la desbordante y escritora con las de quienes mejor la conocieron, fijando el perfil de una narradora «potente» que odiaba el adjetivo «turgente» y cuya vida «salvó la literatura varias veces».

«Quise hacer una película sobre Sara Gómez, un personaje de 'Los aires difíciles' hace años y tuve la suerte de conocer a Almudena. La película no se rodó, pero nos hicimos amigas para siempre», explica Rodríguez, que ya adaptó al cine 'Atlas de geografía humana'. Sus conversaciones con la escritora de sólidas convicciones y humor socarrón y sus testimonios, algunos inéditos, conforman un caleidoscópico y emotivo retrato de una fuerza de la naturaleza que solo pido tumbar el cáncer.

Amistades

«Alterna la celebración de su vida y su obra con el tremendo vacío que su muerte dejó en su entorno», dice la cineasta. A la visión de su viudo, el poeta y hoy director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, las de sus hijos, Mauro, Irene y Elisa, de su hermana Mónica o su tía Lola, se suman a la de amigos como Ángel González, Joaquín Sabina, Elvira Lindo, Benjamín Prado, Eduardo Mendicutti o la pianista Rosa Torres-Pardo, que pone música al documental que se estrenará este viernes en cines.

Luis García Montero, viudo de Almudena Grandes, y Azucena Rodríguez, directora del documental. Esther Vázquez

Muestra a la Almudena que batalla por la palabra exacta y a la que se relaja «cocinando besamel para ordenar las ideas». La de la carcajada de trueno que estalla al recordar cómo sus hermanos chinchaban a la cría «gorda y peluda» que fue diciéndole que la recogieron unos gitanos, la que clama «¡Cervantes, en la cárcel podía escribir más tranquilo que yo aquí!» ante la bulla doméstica, o la forofa del Atlético de Madrid incluso cuando la quimio la debilitaba.

Su ausencia se hace presencia en el escritorio de su casa en Madrid. Pero aparece en plenitud en el pregón de las fiestas de San Isidro, en las cenas de verano en Rota o sus paseos por la playa. Su hija Elisa, en las antípodas ideológicas de sus padres, evoca la muerte de su bebé a los 15 días de nacer, poco después de perder a su madre. García Montero las de sus padres en un año nefasto para el clan. Mauro, fruto de un matrimonio anterior, recuerda a su madre disfrutando de la lectura de Stephen King, de '50 sombras de Grey' o 'Juego de tronos'.

Explica Grandes su manera de entender el mundo, la vida y la literatura que perfiló en un sinfín de entrevistas e intervenciones durante más de treinta años. La Almudena adulta dialoga con la joven recién llegada a la literatura para afianzar su decisión de ser novelista y el papel crucial de la memoria individual y colectiva en su obra.

Cuenta García Montero como «eligió ser escritora en vez de famosa» tras el bombazo de 'Las edades de Lulú', legendaria primera novela que, con 28 años, le dio el premio La Sonrisa Vertical y que llevó al cine Bigas Luna. Renuncia a ser la autora erótica que se anunciaba para forjarse como «escritora de calidad». Publicó 'Te llamaré viernes' y se empeñó en aplicar su talento «a conectar la vida de la gente con la historia», como hizo Galdós.

Una guerra interminable

Sus novelas darán voz a los jóvenes, en especial mujeres, que maduraron en la transición y la movida. Extendió luego su crónica sentimental a quienes durante más de cuatro décadas lucharon por la democracia. Narró así la transformación de la sociedad española a lo largo del siglo XX con sus ambiciosos 'Episodios de una guerra interminable'. Una galdosiana epopeya sobre los perdedores con títulos como 'Inés y la alegría', 'El lector de Julio Verne', 'Las tres bodas de Manolita', 'Los pacientes del doctor García', 'La madre de Frankenstein', y la inconclusa 'Mariano en el Bidasoa'.

Foro de familia con algunos de los participantes en el documental, como las hermanas y el hijo de la escritora. Esther Vázquez

El documental elude las crueles diatribas que la derecha más rancia dedicó y dedica a una narradora roja, republicana y anticlerical. Tanto García Montero como Rodríguez saben que frente al odio que persiste en las redes es mejor hablar de la amistad y de la alegría como forma de vida, de lo que ella hizo gala.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal La irreductible alegría de Almudena Grandes

La irreductible alegría de Almudena Grandes
OSZAR »